Al horno

Este fin de semana, siguiendo con la pequeña ama de casa cocinera que me invade, improvisé un calzone, con una masa que había amasado unos días atrás y que constaba de queso parmesano rallado, un poco de romero y semillas de sésamo con tomillo, sumados a sus habituales harina integral, aceite de oliva, sal, azúcar y la fermentada amiga.

Adentro, un rico jamón cocido, queso port salut y huevo duro. No tenía nada más, pero unas aceitunas o pimientos rojos le hubieran quedado de maravillas. Sin embargo, quedó para chuparse los dedos...

En la misma amasada, el pancito dulce quedó también interesante... le agregué ciruelas pasa y nueces de pecán, además de miel, todo eso a la masa madre de harina integral + harina 0000, toque de azúcar y poca sal, aceite vegetal, más la levadura mágica. Elogios varios y orgullo propio de panadera empecinada.

Recordaba mis años por España, la mayoría de ellos, sin horno. Y la emoción del departamento que alquilamos con Al en el idílico y serrano Parque Azul, de Colmenarejo. ¡Tenía horno! Claro que cuando lo abrimos y descubrimos que estaba tan sucio, pasamos refregándolo dos días con limpia hornos y peleando cabeza a cabeza con el olor a grasa y los lamparones, que se agarraban con uñas y dientes. Tanto que yo creo que nunca lo usamos porque a pesar de haber quedado impecable, en nuestro recuerdo aún olía a viejas grasas.

Comentarios

Entradas populares