Atardeceres invernales

 


Cuando se pierden los primeros rastros de luz y la calma zigzaguea con afán escurridizo, todo se oscurece. En en esa penumbra, en esas tinieblas del alma, encuentro mi verdadero ser. Lejos del ruido, aislada del mundo y su falacia en bucle. Sin malicia, ni escudo, sin permiso, ni excusas, ni pudor. Sola yo y la imensidad del ser, fundida con la idea de Universo que me creo para seguir latiendo.

Comentarios

Entradas populares