Luces y sombras
Las sombras que escapan de la
luz son de una oscuridad furiosa, resentida con la claridad enriquecida por
el constante maltrato de la autocompasión y el desengaño.
Luego están las sombras menos opacas, en las que se puede adivinar (más que, ciertamente, ver) una especie de reflejo esporádico. Hay quienes sostienen que sólo los privilegiados o los dotados de altas cargas de paciencia, logran rescatar algún destello ocasional en semejante sombra.
Y por fin, salteando una impiadosa escala de niveles, se encuentran las sombras pobladas, las sorprendentes sombras, deslumbrantes de luces, reflejos y destellos (algunos pasajeros, otros perennes) que mancillan la opacidad en búsqueda irrefrenable de luz y, aún entre tinieblas, se aferran a ella.
Comentarios