Minirelato I



Tiró la toalla y se secó el sudor con la manga. Hay gestos que definen a una persona como ninguna otra cosa. Se le repetía una y otra vez aquella imagen. No podía arrancarla de su mente.


La tarde plomiza, aburrida toda ella, plana de rutinas, de pronto interrumpida por el hombre en el andén que, de un salto intempestivo, se tiró a las vías para salvar al perro.
La multitud atiborrada, los gritos desesparados, la luz resplandeciente del tren comiéndose el espacio… Un segundo bastó. Fue todo lo que necesitó la suerte de aquel hombre y la novena vida de aquel perrito para salvar sus pellejos.



Y no es que le pareciera ninguna proeza (aunque lo fuera), era otra cosa. El horror del hombre, inmóvil sobre el animalito duró más en tiempo real y en su memoria, que el movimiento fugaz y certero, preciso como pocos, que logró la doble salvación.
La multitud embebida en risas nerviosas y gritos de ansiedad, acompañó entre aplausos la hazaña de una tarde en la que la rutina murió arrollada por el tren de las cinco y veinte.


Comentarios

Entradas populares