Purple peanut cake

Ayer nos quedamos sin siesta y una vez más nos volcamos al horno para endulzar las primeras horas de la tarde.

Preparamos la que dimos en llamar "Purple peanut cake". Que es un bizcochuelo de vainilla con nueces de pará y un frosting de queso teñido de colorante violeta, que en poca cantidad, advertirán que da un lila precioso. En el medio lleva la americanísima peanut butter, comprada en la dietética (lo cual es una gran contradicción, porque no creo que exista en la tierra algo tan empastado, empalagoso y engordante como esta manteca de maní. Y perdón por el paréntesis extenso y por el relleno no saludable, pero quería probarlo). Hay que decir que el famoso relleno de Bon o Bon que se usa habitualmente, no es ni más ni menos que eso y el mismísimo Mantecol, es pariente cercano también. Pero como dice el dicho de no me acuerdo qué país: "Una vez al año, no hace daño".

Iván exclamó: "sin cremita, la mía!" y a los dos segundos vociferaba "Mmmm, mmm", al tiempo que se chupaba el dedo embadurnado.

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