Uno
Faltan 13 días para el primer cumpleaños de Iván. Y justo cuando pienso en bizcochuelos, velas coloridas, globos gigantes y canciones de María Elena de fondo, el tiempo me hace un guiño. Como si su paso, encarnado en Iván, fuera la prueba de lo irrefutable. Su existencia más viva. Presencia que crece y avanza.
Como en un video sin editar, las imágenes y el audio de estos casi 12 meses de mi hijo, desbordan mi cabeza. Me llega su primer diente, el estreno de andador, el primer viaje, los 7 días de neo, las carcajaditas, los ma-má ma-má, la llegada a casa (y a Bauch), la teta --siempre la teta--, los pasitos de la mano, las miguitas, las caricias por el ojo de buey de la incubadora, los ojitos con los que me miró al nacer y todos los besitos que le di en su cachetito izquierdo con olor a mis entrañas...
Y entre recomendaciones de porcelana fría y tipos de vela, estoy por estas horas. Con la piel de gallina en el alma.
Como en un video sin editar, las imágenes y el audio de estos casi 12 meses de mi hijo, desbordan mi cabeza. Me llega su primer diente, el estreno de andador, el primer viaje, los 7 días de neo, las carcajaditas, los ma-má ma-má, la llegada a casa (y a Bauch), la teta --siempre la teta--, los pasitos de la mano, las miguitas, las caricias por el ojo de buey de la incubadora, los ojitos con los que me miró al nacer y todos los besitos que le di en su cachetito izquierdo con olor a mis entrañas...
Y entre recomendaciones de porcelana fría y tipos de vela, estoy por estas horas. Con la piel de gallina en el alma.
Comentarios
http://lamamadesara.blogspot.com/