Tonterías... (y no tanto)
Hay gente que se alegra a los cuatro puntos cardinales. Por nosotros y por el ser que vino a brillar en nuestras vidas, como un sueño imaginable por ahora y sólo presente en dormilonas a deshora y alguna náusea pasajera.
Rejas en balcones; biblioteca, por fin; pintar una pared de naranja; comprar cuna y mil cosas más; aprender a manejar (doing!); averiguar por clases de yoga (o seguir paseando a Bauchito a mil por hora y ponerse la casa al hombro, como actividad física excluyente).
Y permanece, inalterable, la certeza del carácter inútil de las listas pero no menos exfoliante (catártico me parecía exagerado, disculpad.)
Rejas en balcones; biblioteca, por fin; pintar una pared de naranja; comprar cuna y mil cosas más; aprender a manejar (doing!); averiguar por clases de yoga (o seguir paseando a Bauchito a mil por hora y ponerse la casa al hombro, como actividad física excluyente).
Y permanece, inalterable, la certeza del carácter inútil de las listas pero no menos exfoliante (catártico me parecía exagerado, disculpad.)
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