Breves y desconsolados
No sé qué hipotéticas historias atravesadas y amontonadas como hojas secas, se volvieron un gran signo de interrogación sobre mis hombros. No sé cómo fue, ni cuándo empezó. Pero desde la incertidumbre, me saludan airosas.
A veces el dolor atraviesa la carne y el ojo soprendido se exaspera buscando heridas que no se ven.
Cotidianas, como la vista desde mi balcón. Sólo que la mirada nunca es la misma.
A veces el dolor atraviesa la carne y el ojo soprendido se exaspera buscando heridas que no se ven.
Cotidianas, como la vista desde mi balcón. Sólo que la mirada nunca es la misma.
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