El andén

"Tren que arriba a plataforma número uno, lleva como destino Castelar solamente". La voz del señor de la estación, que las paredes de la vieja casa se encargan de filtrar con descuidado candor, flotan en el andén. Trenes que van y que vienen, siempre vienen más de lo que van. Trenes repletos, atestados, desborados. Trenes vacíos, tristes carrocerías avanzando sobre vías de otros tiempos. Vendedores ambulantes, desfile de alfajores y CDs, panchos y alarmas, historias de pobres y enfermos a cambio de unos centavos.

Un surco, un buen pedazo de mi historia fue poblada por esos vagones (incluso por estos recientes de doble piso que algunos se empeñan en desvirgar). Como estudiante, como adolescente curiosa, para ir al centro, al cine, a librerías, a tomar algo. En una etapa, tomaba el tren en sentido inverso: Caballito-Haedo. Fue cuando me mudé de mi casa de Haedo a un depto en Almagro. Y entonces desandaba el camino de años para visitar a mi familia.
Justo cuando quemaron la estación de Haedo, yo andaba tomando trenes de Cercanías en Madrid. El fuego en los árboles de siempre, me llegó como fuego vivo en imágenes que Tele Madrid emitía sin piedad. Pero el viajero que huye, incluso el que no, tarde o temprano detiene su andar. Y vuelve. Y el Sarmiento, ya TBA instalado a sus anchas, con décadas de subsidios estatales, seguía avanzando entre ruinas.

Hoy quizás ya rumbeando para otros barrios más céntricos, me pregunto cómo sonará la voz en el andén cuando anuncie el próximo arribo, cuando yo ya no la escuche, cuando acaso se desentienda en el aire.

Comentarios

Anónimo dijo…
En otros trenes, en otros metros ponen carteles donde piden dejen salir antes de entrar o a dos voces en el túnel nos dicen aquello de Próxima estación Esperanza (final del trayecto).
Bloga dijo…
Claro!!! Y "Al bajar, tenga cuidado para no introducir el pie entre coche y andén"... cómo olvidarlo JP querido!

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