Y llovía y llovía sobre mi corazón

La tormenta desde adentro (de casa). Se inundó medio país, pero así y todo nada te quita la postal tercermundista de la cabeza. Antes que eso, tenés que sacar el agua del living. Todo es cuestión de prioridades en esta vida. Lo malo es que a la postal no se la puede absorber con un trapo de piso.

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